La Melanocortina-1, conocido como MC1R, es recesivo y consiste en una pequeña mutación en un gen del cromosoma 16. Esta variante hace que el cuerpo sintetice la feomelanina, una forma de melanina que produce el pigmento rojizo en el pelo y que además es responsable, entre otras cuestiones, de una capacidad casi nula de ponerse moreno. Los diferentes tonos de rojo, si se tienen pecas o no, y una piel más o menos blanca dependerá de las distintas mutaciones del gen. No existen datos oficiales pero se estima que menos del 1% de la población es pelirroja. El mayor porcentaje se da en Reino Unido e Irlanda donde entre un 10% y un 15% de los ciudadanos son pelirrojos. El exótico color de pelo es la característica más visible pero no la única. Varios estudios hablan de peculiaridades médicas asociadas a los pelirrojos, como una sensibilidad distinta al dolor, a ciertos fármacos y a la anestesia. Decía Avedon que el fotógrafo de retrato depende de otra persona para completar su fotografía. El sujeto imaginado -que en cierto sentido soy yo-, debe ser descubierto en alguien más que desee tomar parte de una ficción que posiblemente no conoce. A través de estos retratos serenos e íntimos se muestran una serie de señas que forman nuestra identidad, lo que somos para los demás. En este caso, la identidad de un colectivo: los pelirrojos. Pero también se crea un encuentro personal con la intimidad de cada uno de los retratados, a través de sus miradas, más allá de la identidad grupal. La atmósfera silenciosa de cada retrato pretende subrayar que a pesar de pertenecer a un grupo identitario, finalmente el individuo se encuentra solo, absolutamente solo.